miércoles, 16 de abril de 2014

ANÁLISIS DE MI PRÁCTICA DOCENTE: SOBRE EL APRENDIZAJE COOPERATIVO


                                            * Imagen tomada de www.otromundoesposible.net

Siguiendo con el análisis de mi práctica docente que inicié en una entrada anterior de este mismo blog (Una mirada introspectiva), es el momento de analizar qué tipo de maestro soy con respecto a otra de las metodologías clave en estos tiempos en los que nos ha tocado impartir clase: el aprendizaje cooperativo.

Para ello, he realizado el cuestionario que se nos ofrecía en #ABPmooc_intef, el cual podéis descargar en el siguiente enlace:
Cuestionario aprendizaje cooperativo

A partir de las respuestas dadas por mí mismo, y el análisis que realizo de las mismas, debo decir que mi sensación es bastante satisfactoria. No voy a afirmar que el aprendizaje cooperativo sea la base de mi actividad docente, ni mucho menos. Pero sí que conozco y pongo en práctica algunas técnicas en el aula, fomentando así la colaboración entre el alumnado con el objetivo de lograr alguna meta común. Sin embargo, como de lo que se trata es de ser autocrítico y determinar algunos aspectos susceptibles de mejora, voy a señalar los siguientes aspectos:

1.- A diferencia de lo que me suele suceder en otras metodologías, en este caso predomina la práctica sobre la teoría. Mi fundamentación teórica acerca del aprendizaje cooperativo es prácticamente nula. De hecho, me he encontrado con técnicas que yo proponía en el aula de un modo espontáneo, cuyo nombre desconocía. Es más, ni tan solo imaginaba que formaba parte del abanico de técnicas de aprendizaje cooperativo. Bueno, puestos a elegir, supongo que es mejor esto que no lo contrario. Es decir, saber mucha teoría, pero luego no llevarla a la práctica en el aula. En cualquier caso, por ahí tengo una clara área de mejora.

2.- Si pongo en una balanza el tiempo que dedico a realizar actividades cooperativas, con el tiempo que dedico a actividades de realización y logro individual, ésta queda claramente desequilibrada en favor de lo segundo. No sé si será demasiado exacto, pero puede que el aprendizaje cooperativo me ocupe en torno al 20 - 25% de las actividades que propongo. Mientras que la realización de actividades individuales ocupa el resto del tiempo. Sin duda, buscar un poco más de equilibrio entre ambas, sería lo ideal y me ayudaría a mejorar.

Éstas son mis reflexiones. ¿Y vosotros? ¿Os atrevéis a analizar vuestra práctica docente bajo la óptica del aprendizaje cooperativo?

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